La sociedad te presiona desde el frente

Vivimos entre dos grandes paredes de metal:
una presiona,
la otra ataca.
El acero está frío. Aprieta. Ahoga.
Si intentas moverte, se moverán contigo.
Si intentas despegarte, se cerrarán más todavía.
Cuanto más te muevas, cuanto más te agites, más se acercan.
Solo puedes mirar a un lado.
 Nunca de frente. 
Hasta donde te alcanza la vista hay gente en tus mismas condiciones,
encerrada en sus paredes,
sintiendo el frío y la tensión y la presión y el hambre. Hambre de libertad.
No te muevas, no respires, no sientas, no hables.

Ni se te ocurra intentar escapar de lo que te ahoga,
porque si sales,
si piensas tan solo en levantar la vista y ver el cielo,
todo,
todo,
todo,
te ahogará más todavía.

y en la retaguardia, donde debería estar la defensa, 
solo hay un espejo. 

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